Cuento: Quédate hasta el amanecer

Quédate hasta el amanecer:
Era el 5 de julio, día de fiesta nacional. Un día típico en una ciudad tropical, sol radiante, 27 grados centígrados de temperatura, una brisa suave que mecía las ramas de los árboles de mango, no se laboraba, la ciudad estaba casi desierta, la mayoría había aprovechado que sería un fin de semana largo, habían dejado sus casas para ir a la playa o a la montaña. Las calles solitarias daban pie para la tranquilidad y los paseos individuales.
Daniela ese día decidió caminar por el centro, disfrutar su momento y de un paseo sin compañía, ella era joven tenía apenas 21 años, pero estaba envuelta entre la monotonía de su trabajo, la rutina de estudios y su aburrida familia, deseaba vivir, quería sentir emociones y sentimientos alucinantes. En su corta edad nunca se permitió ningún exceso, ni un novio, a pesar de haberse sentido atraída por muchos jóvenes. Su meta era clara, graduarse de la universidad, ser un buen médico y viajar por el mundo. Fue la joven ejemplar, amorosa, querida, un ejemplo a seguir por la rectitud de su carácter, así fue su vida, tranquila, pero sin mayor gracia ni sobresaltos.
Ese 5 de julio cambiaría su vida. Ella se arregló bastante bien, se soltó el cabello y se pintó los labios rojos burdeo, dejó su casa a eso de las 10:30 am rumbo desconocido, sólo se dispuso a caminar. Anduvo varias horas mirando la ciudad, hasta que vio un pequeño café, sombrio y bohemio, sin vacilar entró. Ahí estaba él, a primera vista Daniela se impactó, intentaba no mirarlo, pero su cerebro la traicionaba, no logró apartar su mirada de ese hombre. Su sola presencia la hacía sentir viva. Sin embargo, Daniela pensó ¿cómo un hombre como él se fijaría en mí? Ella sin pensar mucho más en el asunto, se dio por vencida en una batalla que jamás comenzó, se tomó el último sorbo de café, al levantarse a pagar, el hombre misterioso la abordó.
-¿dejarías que un extraño te pagara el café?, susurró a su oído, con una voz suave y masculina.
Ella lo miró aterrada, no quería parecer desesperada, tardó unos segundos en responder mientras respiraba, sus manos transpiraban – sí, y espero que deje de ser extraño después de pagarlo- ambos sonrieron.
Comenzaron a hablar, se sintieron sumamente atraídos, conversaron del cosmos, del universo, de la riqueza, los pobres, el café brasileño, el cacao venezolano, sobre quien era mejor futbolista si Ronaldo el Fenómeno o Maradona, del calor, de la belleza de la vida, hablaron mucho, mientras apenas sus cuerpos se rozaron. Había conexión, eso que llaman química… impulsos eléctricos recorrían su ser, eran unos extraños que ya se conocían de toda la vida. Ella se presentó después de muchas horas, le dijo –soy Daniela, es un placer- él le contestó –mucho gusto Daniela, hermoso nombre, hermosa mujer- eso fue todo.
Misterioso hombre, la miró detenidamente, en medio de la noche, ella le sonrió y él la besó, Daniela no supo actuar, no se resistió, lo besó apasionadamente. Después de unos segundos, se apartó Daniela y le dijo con tono de agonía –es muy tarde, no me había fijado lo oscuro que está, debo irme- Daniela no quería irse, su cuerpo deseaba quedarse, deseaba con todo su ser estar con él.
Hubo un silencio sepulcral, se hizo eterno ese momento y  sólo habían transcurrido unos segundos, él la tomó de las manos y le contestó –quédate, quédate hasta el amanecer, vamos a una fiesta- era todo lo que Daniela quería, ella sin pensarlo se quedó y fueron a una fiesta en casa de unos amigos de ese hombre que tanto la atraía, Daniela estaba nerviosa e intimidada, nunca había estado en un ambiente así. Por primera vez en su vida consumió alcohol, bailó, brinco, fumó marihuana, se sintió un ser humano, se sintió viva. Era algo que todos hacían y ella jamás lo intentó. Poco a poco la noche iba llegando a su fin, Daniela se dio cuenta que ya no le quedaba mucho tiempo con él, revisó su celular y habían 72 llamadas perdidas de su mamá, Daniela le escribió –estoy bien mamá, llegaré a casa en la mañana- envió rápidamente el mensaje y apago su celular.
Daniela y él comenzaron a bailar, un baile sensual y lleno de erotismo, él la besó por el cuello, olió su cabello, percibió su aroma hormonal, no pudieron detenerse, no controlaron sus instintos, se fueron a una habitación vacía, mientas afuera sonaba el estruendo de la música al máximo de los decibeles. Él la desvistió magistralmente, ella no se resistió. Y así sin planearlo dejó Daniela su castidad  en manos de un extraño.
Fue el amanecer, ambos debían irse, caminaron tomados de la mano, en la ciudad crepuscular, una vez más se miraron y Daniela le dijo –pasó todo esto y no se cuál es tu nombre- él sonrió y le besó la mano y se despidió, -algún día nos volveremos a ver, sonríe y se feliz- alcanzó a decir.
Ella no pudo hacer nada más, tomó un taxi y se fue. Exhausta de aquella noche, pensó y recreó en su memoria cada instante. Pasaron varios meses y Daniela aun pensaba en él, -quizás no me reconozca sí lo vuelvo a ver, estoy gorda-  llegaba a su mente, 9 meses después sin avisarlo ni planearlo, Daniela dio a luz a un hermoso niño, 9 meses después ella no sabía qué hacer, 9 meses después no sabía si quiera el nombre de su padre.
Toda su vida cambio después de aceptar esa invitación “quédate hasta el amanecer”, todo se complicó, era muy joven, aún era una niña, estaba en el cuarto del hospital, recién había dado a luz, su cuerpo dejó de responder, pálida como una rosa blanca, sus manos se enfriaron rápidamente, había perdido mucha sangre.
Después de un día que pudo vivir, después de una noche de pasión, después de nueve meses sus sueños quedaron destruidos, su prometedora carrera, sus ganas de conocer al mundo, y así fue su vida, vacía y sin sobresaltos, con la única alegría de ese 5 de julio, 9 meses después dejó en este mundo su legado, un niño hermoso que jamás conocería a sus padres, el infortunio de nacer sin ser deseado, intentó cargarlo, besó suavemente a ese bebé, lo oyó llorar. Recordando esa frase reflejada en su hijo, maldiciendo ese momento en que acepto la propuesta del hombre misterioso, -“no debí quedarme”- murmuró, mientras daba su ultimo respiro, entre el llanto de un niño.  Y así su alma voló, abandonó este mundo que jamás conoció.

Comentarios

  1. Inesperado final, jamás lo visualicé... Me gustó lo de la conexión, me suena conocido jejejeje

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  2. Vaya que cuento!. me ha gustado, deja mucho para la reflexión. Felicidades

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  3. Muchas gracias! Espero seguir siendo de tu agrado. Saludos!

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