El Lobo Feroz: relato de una pedofilia
Y allí se encontraba el lobo, sentado en la cama de su habitación, disfrazado de un dulce abuelo amoroso e intachable. Sus ojos eran grandes y lujuriosos cuando estaba en su propia piel, cuando era un abuelo apenas sí veía quien se le acercaba. Su olfato de cazador lo hacía desear y salivar por sus pequeñas dos presas. Y ahí lo vi, sentado en su cama mientras degustaba a su pequeña ovejita, inocente y frágil, la más pequeña de todas, en su mente está todo lo que le dice su dulce abuelo: "te amo", "eres una niña hermosa ", "nunca te va a faltar nada"; ante la negación aparece el lobo enfadado y con su grave voz repite sin cesar: "si dices algo te mato", "si alguien se entera vas a sufrir", mientras la otra ovejita más grande ya entendía la situación, aunque con miedo se negaba a seguir el juego, el lobo la obligaba cual perro hambriento. Lo vi como una película de terror: la niña estaba parádita, siguiendo las reglas del juego, mientr