Epitafio

Durante la vida de Lucio sólo hubo una cosa importante, obrar bien.Su padre siempre le recordaba que habían tres cosas importantes para ser recordado: las palabras, el trabajo y las buenas acciones. 

Lucio un lánguido joven no disfrutó mucho de su vida, temeroso de todo, privado de la diversión, de la alegría incluso del amor por miedo a no ser recordado como un buen hombre, por temor a que su vida en el más allá estuviera plagada de horrores. 
Se levantaba temprano, con el primer cantar de gallos, dormía apenas oscurecia, no hablaba fuerte, se casó por conveniencia. 


Su esposa siempre servil y tranquila era una copia de Lucio, llevaba el hogar como en los tiempos de antaño, los pocos sobresaltos que había en el hogar de Lucio era cuando su hijo estaba enfermo. No los visitaban, era una casa tranquila y blanca. 

El café fue el único vicio de Lucio, no tenía riquezas, no salió jamás de su ciudad, trabajaba como herrero y el taller estaba en su casa, iba a misa los domingos y cumplia con los sacramentos al pie de la letra. 

Ya Lucio tenía 72 años cuando leyó Don Quijote, en 3 años leyó más libros de los que en toda su vida hubiera leído, lloraba, sufría, padecía y se enamoró con cada libro que leyó y fue allí donde se dió cuenta que la vida podía ser vivida bien sin tener miedo. Se arrepintió de no haber viajado, de no haber reído, de no haber llorado, de desayunar pan con café todos los días, de no haber visto el mar ni haber tocado el agua de un río, de no bañarse bajo la lluvia, de no haber amado sin control, de no haber mandado a la mierda a su padre, se arrepintió de haber Sido sumiso. 

Enfermó Lucio, enfermó de olvido, lo abandonaron sus hijos y nietos, lo olvidaron sus pocos amigos, así que antes de morir dejo un texto sencillo, explicaciones para su funeral y su epitafio que decía :
"Aquí yace el cuerpo de un arrepentido, viví con miedo y morí sin vida. Vivan, sueñen, jueguen, amén, rían, en fin jodan a la vida". 

Sin lujos ni gloria murió Lucio, fue recordado por su epitafio...

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